lunes, 3 de marzo de 2008

El Texto imposible

Por Jana Skilman
Investigadora Teatral del Centro de Estudios de Artes Dramáticas de la ciudad de Poznan.
Gentileza para el catálogo de Teatro del Espacio Interior

El texto de Mario Junkera busca revivir el encuentro terrible entre la “utopía de la libertad” y “la realidad descarnada del desamparo”, busca redimensionar la idea del “fracaso”. Deshace y hace confluir al mismo tiempo la idea del “amor perdido, menospreciado” con la “desilusión de los oprimidos”, con el pesar de los “hambrientos de libertad”, para permitirnos entrar en el umbral de la inquietud, y que nuestras ideas recogidas en el proceso perceptivo no descansen en el polvo del olvido, sino que se graben en la piedra de la memoria como instrumentos feroces.

Texto áspero que no brinda concesiones, ni esconde sus objetivos, sino que se vierte como una declaración política sobre la barbarie del totalitarismo, tanto desde el punto de vista de la derecha como de la extrema izquierda y también sobre los interiores de la conducta humana cuando se trata del “poder”.

Este texto es un reencontrar las coordenadas para hallar el origen del “caos” como principio de causa y efecto, un suceso por pequeño que sea desencadena a la postre la tragedia, sucesos que luego son imposibles de controlar.

“Hamlet, una opera muerta” nace detrás de las mascaras de los personajes de Shakespeare, no como búsqueda de lo diferente sino como redimensión de la historia shespereana hacia una búsqueda de los opuestos, de lo imposible. Aquí Hamlet no busca vengar la muerte de su padre desenmascarando al tío asesino, ni busca desprenderse del amor de Ofelia.

El “Hamlet” de Junkera regresa del exilio para encontrarse con las ruinas de su memoria política, con su amor perdido y su ausencia de fe. Este Hamlet no busca venganza, más bien quiere remendar los males del pasado intentando desde su posición de rey corregir el rumbo de esta “Dinamarca” que está multicentrada en todas partes, Dinamarca que es el ultimo asidero de la fe, de las utopías, de las causas anti causas.

Aquí Hamlet no finge la locura, la locura va apresándolo lentamente hasta consumir su razón… Ahora me vienen a la memoria aquellas palabras de Brech “No se puede ser moral en una sociedad inmoral”. Hamlet renuncia a las “payasadas” para centrarse en lo objetivo, hacer de su “Dinamarca” un paraíso ejemplarizante para el resto del mundo, pero al final Hamlet es presa de su propia demagogia, no se puede cambiar aquello que de raíz nació torcido y no se puede cambiar aquello que nació muerto y visto por el prisma de un solo hombre, el propio Hamlet.

“Tal vez el texto de Macbeth… “¡Qué horror! Ahí están las ruinas de la que era mi patria, un país campo de exterminio espiritual…” resuma el sentido de este texto imposible, imposible por su capacidad de despertar pensamientos posibles.

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